La poesía de Carlos ManriqueUn blog dedicado exclusivamente a la creación poética de su autor y al comentario de la producción poética de otros escritores.
La página de la felicidad / Poema 10 / Las estructuras de la injusticia
Se puede viajar a lomos de una nube. Perseguir la perfección a pesar de que somos imperfectos, siempre humanos por mezquinos. Se puede volar en una alfombra, vislumbrar la altura de los minaretes, los azulejos de Izmir. Se necesita poco para quedarse encerrado en casa como las termitas. Es fácil, demasiado fácil exterminar a las hormigas. Basta con un buen veneno. La libertad de quedarse al margen, siempre al margen, de la crítica. Se puede ser inconformista y fusilar los desafueros de los avarientos que, como Midas, hicieron del oro eje de su voluntad. Se puede viajar hacia el centro de la Tierra,...
La página de la felicidad / Poema 9 / Privatizar lo público
He decidido dejar para otro momento la rumia de la tristeza, de la pena que enturbia la claridad de la mañana. Puedo dejar para otro día el balance de cualquier pérdida o desengaño. El cansancio, el deterioro, las privaciones, el hartazgo… hasta las ganas de protestar puedo aparcarlas en el arcén donde yacen y se cosifican las cosas muertas. Abro paréntesis para colocar dentro de ellos los cachivaches - el dolor, el frío y la resignación-. Sí, lo he decido ahora; tal vez como acto reflejo. Si hojeo los periódicos, deshecho de inmediato la infamia. El poder siempre es de los que roban o de los que...
Nos rodea, como una muralla, el croar de infinitas ranas mientras respiramos el aire festivo. En plena noche nos vemos acometidos por un ejército tenaz de insectos. De súbito estalla la tormenta y el poblado se queda a oscuras. Es urgente salir al camino y dejarse empapar por la lluvia, festejar al rayo, iluminar el trueno, hundir los pies en el barro, dejarse resbalar y caer hasta mancharse la piel de la camisa, herirse brevemente los labios, abrasarse de sed bajo las ráfagas de lluvia que agita, como ropa tendida, el viento. Abrazados por la oscuridad, nada turba la orfandad de las sábanas. Como...
La página de la felicidad / Poema 7 / Cuando comienza la madrugada
Cuando regreso de conocer la ciudad, como si viviese otras vidas en su interior de bronce, me gusta atravesar el vestíbulo de la noche y cerrar tras de mis pasos la puerta de la habitación. Prender la luz y descorrer las pesadas cortinas para que ilumine la luna la piel de plata bruñida bajo el resplandor de las velas. Cuando regreso de ese olvido pertinaz como la sequía sobre los campos abrasados por el sol, me gusta sentir el frío de las baldosas de linóleo bajo la planta del pie. Como una estatua miro de frente el porvenir que me aguarda bajo el luto de las manzanas. Mis palabras vuelven a ser...
La página de la felicidad / Poema 6 / La espuma de los albatros
Te observo mientras lanzas sucesivamente pequeñas monedas en el estanque de las carpas rojas. Te observo como un espejo mientras acaricias con tu mano la superficie sorprendida de las aguas. Manos de un mármol tan blanco como las alas de las azucenas seducen mi hastío de hambres muertas. Manos que acarician el barro de los sueños, la arcilla donde las semillas germinan en nuevos brotes de esperanza. Tras las colinas se aventura el final de un largo invierno, la promesa de una juventud definitiva. Te observo mientras anulas el tiempo con tu gesto de soberano ausente. Te observo como un espejo mientras...
Para alcanzar los cimientos de los templos hay que escalar las laderas de las colinas. Por el camino, me gusta atisbar la sombra del dios que me precede, a sabiendas de que hoy nada es mío. Solo tengo hambre de muslos, de anchas espaldas, de murmullos de cascadas porque ensordecen los gritos de muerte. Me gustas cuando acaricias las piedras milenarias que yacen derribadas por el suelo. Los templos están a oscuras, ocupados por murciélagos, integrados en la selva. Los latidos del silencio redoblan su vigor cuando pienso en todo lo que me he estado perdiendo. Alcanzar contigo, de pronto, la cima...
Inauguramos la mañana junto al embarcadero. Las aguas fluyen río abajo, buscando, apeteciendo el mar. Tan lejos de la orilla, tan pequeños, arrebujados en sus sueños, los niños sonríen a los viajeros que hace mucho, mucho tiempo, dejaron de ser intrépidos. La aventura hoy es un regurgitar de agua, un tambor que resuena en la espesura del bosque cercano. Las aguas son esmeraldas deshojadas desde la entraña de las nubes, que siempre llegan a intervalos regulares. El agua, como mis lágrimas, es verde, de un verde intenso, como el mirar de los lagartos que se esconden entre las hojas de los helechos....
La página de la felicidad / Poema 3 / El laberinto
Y sin embargo lo intentas todo una y otra vez. ¿Todo? Los caminos son inescrutables. Perdiste la clave del laberinto hace tanto tiempo, ya ni recuerdas. Coleccionas llaves, rimeros de llaves que no abren ninguna puerta. Imaginas los besos, añoras la brisa del mar sobre la paramera de tu cuerpo yermo. A la sombra de un quejido, te detienes un momento para recapitular la historia. Pretendes escavar un hueco a la oscuridad. Con qué intenciones. Solo porque no quieres sentirte solo. Porque el mundo es demasiado pequeño. Y también porque hace frío. Y porque necesitas seguir creyendo que es posible huir...
La página de la felicidad / Poema 2 / La inutilidad del tiempo
Es inútil que sigas abrumado por el peso del tiempo. Al pie de estas colinas solo quedan restos grandiosos de un pasado que fue cielo, tan lejos de la tierra. Casi olvidas la lección aprendida al pie de estas montañas. Es inútil pensar que con ensalmos puedas detener el fluir de las aguas. Solo puedes recuperar la felicidad que perdiste en alguna parte, no sabes dónde. Subes a la noria y, varado en su cenit, te lanzas hacia el murmullo de las hojas de los plátanos cercanos, detienes tu vuelo en el filo de la luna sobre los tejados del cercano palacio. Deslumbrado por la sangre dulce del atardecer,...
La página de la felicidad / Poema 1 / La felicidad
Te has propuesto hablar de la felicidad. Inaugurar la pureza del folio con una tachadura, con una enmienda a la totalidad. Con qué propósitos o intenciones, todavía no sabes. Justo ahora que comienzas a declinar, a ver el lado oscuro del silencio. Te has propuesto dejar de hablar del pasado, de toda esa hojarasca que cubrió lápidas y sepulturas. Utilizas una tinta negra, tan negra como los presagios del otoño. Un gurruño de papel entre las manos el verano recién consumido, apenas ruinas visibles de una fantasía que ha crecido en tu interior sin que te hayas dado cuenta, sin que puedas detener el...
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