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La poesía de Carlos Manrique Un blog dedicado exclusivamente a la creación poética de su autor y al comentario de la producción poética de otros escritores.

Páginas de poesía. Los novelistas.

Carlos Manrique Rincón

3/ Haruki Murakami / El elefante desaparece / Ed. Tusquets / 2016 / 352 págs.

Soy un lector asiduo de la obra del escritor japonés. Desde que descubrí Tokio Blues. Me gustó. Creo que sus libros crean adicción, hábitos de lectura, fidelidad. En unas hipotéticas Obras completas de Murakami creo que me faltan muy pocos títulos, que siempre serán muchas páginas, de su mundo narrativo, fabuloso, fantástico, imaginativo, imprevisible.

Uno de los relatos que componen este libro, “Quemar graneros” fue llevado al cine. Recuerdo tan gratamente la película que vi sin haber leído antes el relato de Murakami que creo que me gustó bastante más la película que el cuento, aunque tengo que admitir que la película se inspira y desarrolla el mundo narrativo de su autor.

En la entrada anterior comparé a Millás con Murakami. Y sigue haciéndolo ahora. No sé si Millás lee a Murakami y si Murakami lee a Millás. Pero creo que son autores y obras que se complementan, que compiten, como atletas, y que de esa competición, no voy a hablar de rivalidad, pueden emerger sorpresas tanto para el uno como para el otro.

Los relatos que componen El elefante desaparece se relacionan fugazmente unos con otros por los personajes que se reiteran en los cuentos pero en tiempos y momentos diferentes en su devenir cronológico y vital. Esa unidad permite ver como un todo lo que es un conjunto dispar pensado para leerse de manera independiente o fragmentaria.

Murakami, según tengo entendido, no es un escritor tan apreciado en su país como en Occidente; sin embargo, a mí me gusta esa fusión de culturas que entreveran la creación literaria del autor. Su nombre aparece siempre en las quinielas o pronósticos que se hacen en torno al premio Nobel pero de momento no ha habido suerte. Seguiremos esperándolo.

Tengo amigos a los que no les gusta la prosa de Murakami. Les parece demasiado simple, escueta, minimalista. A mí, por el contrario, que tiendo a la frase compleja, a una sintaxis alambicada, me parece perfecto el uso de esa frase sencilla, apenas sin adornos, dotada de sentido, poesía y belleza.

En estos relatos, como en el resto de su obra, aparece siempre la música. El jazz, la música clásica, el pop-rock conviven en las preferencias musicales de sus personajes –que creo son las del escritor- sin ningún problema, como del mismo modo se hace un mestizaje de la realidad con la irrealidad.

La poesía de estos cuentos –como en el resto de su producción- está en la tristeza y soledad que rezuman sus historias. Matrimonios sin hijos o cuando los hay apenas si tienen relevancia en la historia. Los solteros también son multitud y como los casados tienen vidas sin apenas contactos sociales, afectivos, amorosos; sí hay relaciones laborales, contactos momentáneos y encuentros sorprendentes.

Son historias de personajes que se sienten perdidos y perdedores ante la vida. Personajes en encrucijadas existenciales. Personajes que indagan en sus sentimientos, en la idiosincrasia de su personalidad. Hay una introspección psicológica que da pie a la reflexión filosófica y a la búsqueda de una belleza inmanente que los salve del abismo.

En estas historias también se reflexiona acerca del suicidio, un tema tabú en Occidente, pero recurrente en la obra de Murakami, reflejo, quizá de una sociedad demasiado tecnológica y futurista donde los viejos modos y usos se están perdiendo a pasos agigantados.

En estas historias aparecen relaciones curiosas como la de elefante viejo que da título a esta historia y su viejo cuidador, cuyo nombre ha aparecido reiteradamente en varios relatos. El elefante disminuye de tamaño y el cuidado aumenta el suyo. La desaparición es un misterio. Los periódicos y noticieros se hacen eco del suceso pero a los pocos días cae en el olvido. De alguna manera tiene un significado profundo para el narrador de esta historia conmovedora.

En estos cuentos, como en sus novelas, la importancia de los diálogos es tremenda. La participación del narrador está por debajo de la de sus personajes. Se complementan pero el lector sabe que el desarrollo de estas historias está en manos de sus personajes.

 

 

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